Camiseta y falda o pantalón blanco, y pañuelico y faja rojos, son el atuendo oficial de los Sanfermines. Si no los llevas te sentirás como pez fuera del agua.

Y no hace falta gastarse una fortuna, puedes traer la ropa blanca de casa y hacerte con los complementos rojos en las tiendas del centro de la ciudad.

Vivir el inicio de las fiestas en la propia Plaza del Ayuntamiento. Te aseguramos que será un momento único. Eso sí; solo apto para valientes.

Si prefieres una alternativa más tranquila, puedes ver la retransmisión en directo desde las pantallas gigantes que se habilitan en el Parque de Antoniutti, el Paseo Sarasate, la Avenida Carlos III, la Plaza del Castillo y la Plaza de los Fueros.

Si quieres ver el encierro en primera fila tendrás que llegar al doble vallado de madera, que se encuentra a lo largo del recorrido, entre las 6 y las 6.30h de la mañana. A partir de esas horas empieza a estar todo ocupado y la visibilidad es prácticamente nula.

Otra opción interesante es ver la entrada de los astados desde la Plaza de Toros. Llegar a las 7 y esperar cantando junto a otras 20.000 personas es una experiencia de las que deja huella.

Nada de hacerlo tras una noche animada. Si vas a correr, descansa, lleva calzado apropiado, calienta, elige un tramo y ábrete en abanico en cuanto entres en la Plaza de Toros.

Los tramos más peligrosos son la cuesta de Santo Domingo por la velocidad que alcanza el toro en su inicio, la curva de Mercaderes por el ángulo de 90 grados, y el Callejón, por los montones que se producen en el embudo de entrada a la plaza. El tramo menos arriesgado son los 100 metros que van desde la Plaza del Ayuntamiento hasta la curva de Mercaderes.

Durante estos días la capital de Navarra se abre al mundo entero y su gente ejerce de perfecta anfitriona. Imposible no apreciar su hospitalidad, la alegría de las peñas, las conversaciones espontáneas y la atmósfera de fraternidad que se respira en toda la ciudad.

Nuestro consejo: disfruta y respeta el ambiente maravilloso de Pamplona en San Fermín.

Pero en la calle, ¿eh? Y por toda la ciudad además, pues la emoción llega a cada rincón de la capital, no solo el 6 de julio, día más tradicional, sino cualquier otro día de fiestas. Y es que sientan tan bien...

Verás cuadrillas enteras sentadas en mesas corridas a la puerta de bares y restaurantes con platos compuestos por huevos fritos, arroz con tomate, jamón y tortillas de patata, los más típicos, aunque también te puedes encontrar marisco y opciones más gourmet ¡aquí los comensales eligen!

Uno de los objetos fetiche de los Sanfermines. No solo por la tradición de guardarlo de recuerdo; también porque te informa de absolutamente todos los actos.

Es imprescindible para sacarle el máximo partido a las fiestas seleccionando las actividades que más te interesan, ya sean deportivas, culturales, infantiles, taurinas… 

Pamplona es una ciudad de tamaño medio y la fiesta se concentra principalmente en el casco antiguo y entorno. Puedes aparcar en los barrios aledaños, en el parking de tu hotel o en los espacios especialmente habilitados para esos días. Y si necesitas moverte te aconsejamos utilizar el transporte público que funciona las 24 horas.

Además, observarás cómo los servicios municipales trabajan a pleno rendimiento día y noche, para que puedas disfrutar con tranquilidad. En San Fermín, la seguridad y la limpieza son protagonistas. 

La oferta es grande, y más si contamos con toda la oferta de municipios cercanos, pero nuestra recomendación es que te anticipes lo máximo posible a la hora de hacer tu reserva. Las opciones son múltiples; hoteles, hostales, albergues, casas rurales, campings... y las posibilidades adecuadas a todos los bolsillos.

Otra buena opción es disfrutar de las fiestas entre semana, cuando la afluencia de público es menor.

Puedes venir a disfrutar de los Sanfermines y combinarlo -o rematar tu estancia- con unos días de descanso conociendo alguno de los hitos naturales de Navarra.

¿Qué te parecería relajarte en espacios espectaculares como la Selva de Irati o el Nacedero del Urederra, valles tranquilos como los cercanos Ultzama y Baztan, o paisajes de ciencia ficción como las Bardenas Reales?