
La puerta del Camino, Pirineo puro y hayedos espectaculares
Orreaga/Roncesvalles, qué enclave tan pequeño y tan bonito. Y especial, que para algo es la puerta de entrada del Camino de Santiago en la Península. Por eso desde allí arranca el peregrinaje de tantas y tantas personas cada año. Visita muy recomendada por su relevancia arquitectónica —esto es gótico francés del bueno—, por la belleza del entorno y por su importancia histórica. Y allí muy cerquita dos pueblos-calle jacobeos con esencia pirenaica: Auritz/Burguete y Aurizberri/Espinal.
Y un poco más abajo, Esteribar, un valle tan cercano como desconocido. Descubre su belleza a través de "Los puentes del Arga", una propuesta para visitar diez lugares emblemáticos, entre los que destaca el embalse de Eugi y el extenso bosque de Quinto Real. Es uno de los parajes naturales por los que no te importará perderte un rato si lo que buscas es tranquilidad y aire puro.
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Irati, el rey de los bosques
Y para paisajes bonitos, nada como poner rumbo a la Selva de Irati: un imprescindible de Navarra se mire por donde se mire. Un hayedo espectacular con varias rutas de senderismo, que cambia sus tonos en cada estación y en cuyas entrañas se encuentra el embalse de Irabia. Para acceder tienes dos opciones: el Valle de Aezkoa, conocido por sus hórreos; o el Valle de Salazar, en el que se encuentra Ochagavía, uno de esos «pueblos que hay que ver». Cualquiera de estos planes puedes hacerlos con grandes y peques, así que no te cortes.
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Senderos y bici por doquier
De nuevo en esta zona, senderos por doquier. Uno que no te puedes perder el que bordea el embalse de Nagore. Ah, y si decides recorrer la zona a dos ruedas te recomendamos dos cicuitos BTT: el de Irati y el circuito de Eremua.
Todo sobre el senderismo y la BTT
Gastronomía en el Pirineo
Últimas recomendaciones de tintes gastronómicos. Los platos que aquí no fallan son los ricos chuletones, las costillas de cordero y los guisos de caza —las palomas en otoño son cosa fina—, además de hongos y truchas. Y si te pasas por Aoiz, la costrada, un pecado muy muy dulce.